En la última década se han popularizado conceptos de sostenibilidad, energías renovables, eficiencia y cuidado medio ambiental, ya que la crisis climática le exige al mundo transitar hacia nuevos modelos que permitan abastecer el consumo energético sin generar emisiones contaminantes. Esta situación implica un gran desafío a nivel mundial, pues aún no existe un país que haya dejado de usar combustibles fósiles al cien por ciento y el uso de fuentes renovables aún se encuentra en proceso de transición.

¿Se puede ayudar a reducir la huella de carbono aún bajo el modelo actual?

La respuesta es sí, pese a que el mundo no ha logrado un cambio radical en el consumo energético, existen estrategias que permiten a las personas contribuir al cuidado medio ambiental mientras cuidan su economía.

Antes de profundizar en el tema, es necesario tener en cuenta que la sostenibilidad y las fuentes renovables son conceptos relacionados entre sí, pero no son sinónimos. Esto es debido a que el primero refiere a la satisfacción de las necesidades sin comprometer el futuro de las próximas generaciones, en tanto las energías renovables provienen de fuentes naturales y son inagotables

Ahora bien, entre los principales cambios que se han impulsado para mejorar la generación y el consumo energético, se encuentran el Acuerdo de París y lo Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A través de estos pactos, los líderes mundiales buscan comprometer a los países disminuir la huella de carbono provocada por los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y sensibilizar a las personas sobre la importancia de buscar otras alternativas energéticas.

Dejando de lado los acuerdos y la situación de incertidumbre que atraviesa el país con las iniciativas de ley propuestas por el Ejecutivo Federal en la industria energética, sí existen condiciones bajo las cuales, de manera particular, se puede contribuir a ello. ¡Aquí te las contamos!

Para comenzar, es necesario destacar que las tarifas de luz representan alrededor del 70 por ciento de los gastos de las empresas, causando que el suministrador invierta mayor cantidad de combustible para generar la descarga requerida y, por ende, se encarece el servicio en horas con mayor demanda.

Esto no solo causa un impacto al bolsillo de los consumidores, sino que también daños al medio ambiente debido a que hay mayor quema de combustibles fósiles para que las plantas puedan operar y atender a los consumidores.

En el caso de la industria, así como de cualquier pequeña y mediana empresa, el almacenamiento de energía representa una opción para sumar su granito de arena al cuidado medio ambiental mientras disminuyen su tarifa de luz hasta en un 40 por ciento

¿Cómo funciona?

La respuesta es sí, pese a que el mundo no ha logrado un cambio radical en el consumo energético, existen estrategias que permiten a las personas contribuir al cuidado medio ambiental mientras cuidan su economía.

Antes de profundizar en el tema, es necesario tener en cuenta que la sostenibilidad y las fuentes renovables son conceptos relacionados entre sí, pero no son sinónimos. Esto es debido a que el primero refiere a la satisfacción de las necesidades sin comprometer el futuro de las próximas generaciones, en tanto las energías renovables provienen de fuentes naturales y son inagotables

Ahora bien, entre los principales cambios que se han impulsado para mejorar la generación y el consumo energético, se encuentran el Acuerdo de París y lo Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A través de estos pactos, los líderes mundiales buscan comprometer a los países disminuir la huella de carbono provocada por los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y sensibilizar a las personas sobre la importancia de buscar otras alternativas energéticas.

Dejando de lado los acuerdos y la situación de incertidumbre que atraviesa el país con las iniciativas de ley propuestas por el Ejecutivo Federal en la industria energética, sí existen condiciones bajo las cuales, de manera particular, se puede contribuir a ello. ¡Aquí te las contamos!

Para comenzar, es necesario destacar que las tarifas de luz representan alrededor del 70 por ciento de los gastos de las empresas, causando que el suministrador invierta mayor cantidad de combustible para generar la descarga requerida y, por ende, se encarece el servicio en horas con mayor demanda.

Esto no solo causa un impacto al bolsillo de los consumidores, sino que también daños al medio ambiente debido a que hay mayor quema de combustibles fósiles para que las plantas puedan operar y atender a los consumidores.

En el caso de la industria, así como de cualquier pequeña y mediana empresa, el almacenamiento de energía representa una opción para sumar su granito de arena al cuidado medio ambiental mientras disminuyen su tarifa de luz hasta en un 40 por ciento

¿Cómo funciona el almacenamiento de energía?

A través de un software inteligente, se analizan los hábitos de consumo eléctrico y los horarios con mayor demanda. Posteriormente, se instalan baterías industriales que almacenan energía durante los momentos con menor consumo eléctrico.

Es decir, se ‘guarda la energía’ cuando la tarifa está en horarios más bajos y se utiliza como respaldo en momentos donde los costos son más elevados por la demanda de los consumidores.

Por lo que, en ese momento tu consumo eléctrico se reduce y se genera un ahorro inmediato, además, se reduce la descarga a las plantas generadoras de electricidad y con ello las emisiones contaminantes.

¿Dónde queda la sostenibilidad y las fuentes renovables?

El modelo de almacenamiento energético no solo es funcional con el suministrador eléctrico, sino que también puede adaptarse a otros modelos de generación a través de fuentes renovables como la energía solar o eólica.

Aunque se han atacado a estas fuentes por no estar disponibles de manera permanente en un mismo día, el almacenamiento de energía evita la intermitencia del servicio, por lo que no tiene que esperarse al amanecer del siguiente para tener electricidad.

 

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